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9 dic 2012

JOSÉ DÍAZ RAMOS

josé Díaz Ramos



PEPE DÍAZ, SECRETARIO GENERAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE ESPAÑA

José Díaz Ramos (Pepe Díaz) fue Secretario General del Partido Comunista de España durante diez años (desde 1932 a 1942), entre ellos el período de la Guerra de España. Fiel defensor del Frente Popular y de la política de la Internacional comunista, su figura ha pasado casi desapercibida desde la Transición hasta aquí, al igual que tan

tos luchadores de la clase obrera que han caído en el olvido.

Tomado de textos publicados en internet (fundamentalmente la biografía presente en la web antorcha.org), este escrito es un breve homenaje a un luchador obrero que fue respetado y querido por los trabajadores españoles.

José Díaz nació en Sevilla en 1896, en el seno de una familia obrera. Empezó a trabajar a los once años, como panadero, oficio que desempeñaba también su padre. Muy joven, ingresó en la CNT y con sólo dieciocho años ya era dirigente del sindicato sevillano de panaderos. Participó en los enfrentamientos armados contra los pistoleros de la patronal, ganándose un gran prestigio entre la clase obrera sevillana.
 
Perseguido por la policía, con la llegada de la dictadura de Primo de Rivera, se niega a exiliarse y continua con su actividad sindical en la clandestinidad. Se traslada a Madrid en 1925, donde es detenido y encarcelado sin ninguna clase de proceso judicial. Sale de la cárcel enfermo, y posteriormente, se le desarrolló una úlcera gástrica que arrastraría toda su vida.
 

En 1927 cae en la cuenta de las limitaciones del trabajo sindical y la necesidad de dotar a la clase obrera de una vanguardia política fuerte, combativa y esclarecida. Por eso, vuelve a Sevilla y se incorpora a la organización del Partido Comunista en aquella ciudad. Al año siguiente tiene una destacada participación en una huelga general contra la visita de Primo de Rivera a la capital andaluza para inaugurar la Exposición Hispano-Americana.
 

Gracias a su trabajo y a sus grandes dotes organizativas, consiguió que la organización sevillana fuese una de las más importantes del Partido Comunista y fue designado por ello para responsabilizarse de la dirección del Comité de Andalucía.
 

Durante la II República, en 1932, el general Sanjurjo intentó un golpe de Estado fascista que fracasó, y José Díaz destacó en los preparativos de las huelgas que se desencadenaron contra dicho intento. Esta actividad revolucionaria le lleva de nuevo a la cárcel y mientras está en prisión se celebró el IV Congreso del Partido Comunista en Sevilla, en marzo de 1932, en el que fue elegido miembro del Comité Central.
 
Poco después, ya en libertad y en una sesión del Comité Central, fue elegido Secretario General, en sustitución de Bullejos quien, junto a Trilla y Adame fueron criticados por haber conducido el Partido por un camino ultraizquierdista y sectario, que lo mantuvo al margen de las masas.

José Díaz destacó siempre por su capacidad organizativa e insistió en la necesidad de un férreo destacamento de vanguardia que encabezara al proletariado en sus luchas:
 
“¿Creéis que se puede oponer solamente el entusiasmo a la fuerza de un enemigo organizado, hábil y con un feroz aparato de represión? No camaradas... No basta con el entusiasmo y la voluntad; es necesario organizar, organizar siempre, y que las fuerzas organizadas marchen siempre en filas compactas hacia la consecución del objetivo propuesto. El genio de la revolución mundial, Lenin, dijo que la revolución no se hace, sino que se organiza. Y esto mismo os decimos nosotros”.

En octubre de 1934, el PCE tuvo una destacada participación en el movimiento revolucionario de Asturias, tras la que el gobierno desató una fuerte represión que llevó a numerosos camaradas a la cárcel. A pesar de no haber convocado el levantamiento, José Díaz asumió en nombre del Partido toda la responsabilidad:
 
“Los comunistas han llamado a la lucha y a la insurrección a las masas, se han puesto a la cabeza y han luchado contra las fuerzas represivas de la reacción y del fascismo con las armas en la mano. El Partido Comunista está pues identificado con el movimiento insurreccional y asume su plena responsabilidad política”.

En julio-agosto de 1935 se celebra el VII Congreso de la Internacional Comunista en el que Jorge Dimitrov presentó el Informe central y se aprobó la política de alianzas de la clase obrera con todos los sectores y partidos populares y democráticos susceptibles de unirse en un frente antifascista. La delegación española en el Congreso estuvo presidida por José Díaz y Dolores Ibarruri.
 

Poco después, en un discurso pronunciado por José Díaz en Madrid, el 3 de noviembre de 1935, dijo:
 

“El VII Congreso de la Internacional Comunista ha analizado los cambios que se han operado en la situación internacional... y ha decidido que a una nueva situación corresponde una nueva táctica [...] La Internacional Comunista [...] dice a los trabajadores que hoy el enemigo inmediato al que hay que vencer, al que hay que aniquilar, es el fascismo”.

Meses después, el 15 de enero de 1936 se firma en España el pacto del Frente Popular los partidos Izquierda Republicana, Unión Republicana, PSOE, UGT, Juventudes Socialistas, PCE, Partido Sindicalista y POUM.
 

Como se indica en el primer párrafo, el pacto se realiza entre las citadas fuerzas, sin perjuicio de dejar a salvo los postulados de sus doctrinas. Se trata de un plan político común y norma de gobierno que habrán de desarrollar los partidos republicanos de izquierda, con el apoyo de las fuerzas obreras en el caso de victoria. Un mes después, el 16 de febrero, se celebran elecciones y el Frente Popular consigue un histórico triunfo. En las listas del Frente, el PCE obtuvo 17 diputados y José Díaz fue elegido diputado por Madrid. 

Entonces los comunistas se dirigieron aún con más intensidad a todos los antifascistas, sin distinción de ideologías, para fortalecer la unidad contra el enemigo común:
 

“Obreros socialistas y anarquistas, antifascistas todos: os saludo cordial y fervorosamente en nombre del Partido Comunista. Permitid que comience por advertiros que cuando se viene a un acto de esta naturaleza, cuando tan crítica y preñada de peligros está la situación, no debéis mirar solamente si las frases son más o menos bellas, si la oratoria es o no brillante. Camaradas que habéis venido a este acto, escuchad la doctrina, oid la forma en que el Partido Comunista deduce las enseñanzas del pasado y os expone la situación presente. Estas enseñanzas os serán útiles para desarrollar la lucha de masas, que tanta falta está haciendo en estos momentos”.

En su condición de Secretario General del Partido Comunista de España, José Díaz se convirtió en uno de los principales artífices de la victoria del Frente Popular en febrero de 1936 y un dirigente querido y respetado por todos los antifascistas.
 
Desempeñó asimismo un decisivo papel en la movilización y organización de las fuerzas populares y de las milicias armadas contra el levantamiento fascista del 18 de julio de 1936.
 

En la guerra civil el papel político y militar del Partido Comunista fue decisivo. Su número de militantes pasó de 12.000 en 1932 a cerca de 300.000, de los que, según los datos presentados por José Díaz, 131.600 estaban en los frentes de batalla. El PCE se convirtió en un verdadero partido comunista, vanguardia de la lucha armada contra el fascismo y ejemplo heroico para todo el pueblo.
 

Durante los tres años de lucha contra el fascismo José Díaz defendió la unidad de la clase obrera y de las fuerzas populares de la ciudad y del campo y fue un incansable organizador de la lucha (política y armada) contra el fascismo y sus cómplices. Entre los escritos de guerra de José Díaz destacan los informes presentados a los Plenos del Comité Central del 5 al 8 de marzo de 1937 y del 13 al 16 de noviembre del mismo año, ambos celebrados en Valencia. En este último, por ejemplo, escribió a propósito de la unidad con los anarquistas y el heroico papel de la CNT en la guerra:
 

Desde el principio de la guerra hasta hoy, se ha producido en nuestro país un acontecimiento político que tiene una gran importancia. Me refiero a la evolución del anarquismo español. Antes de la guerra, los camaradas anarquistas tenían una posición intransigentemente antigubernamental. Durante la guerra, esta posición se ha modificado sustancialmente, por las enseñanzas mismas de los hechos; los camaradas anarquistas han llegado a colaborar como ministros en un Gobierno del Frente Popular [...]. Los anarquistas forman hoy parte del Ejército regular, se subordinan a los mandos y a las organizaciones militares; reconocen la necesidad del mando único; muchas organizaciones de la CNT han expresado su deseo de que la industria sea nacionalizada y de que el Gobierno asuma la dirección de la industria de guerra [...]. Representa la incorporación de las masas de la CNT al bloque político de lucha contra el fascismo, al conjunto de fuerzas que ha de consolidar y desarrollar la revolución popular [...].Nuestra línea continuará siendo la de colaboración más estrecha con los anarquistas, en el Ejército y en las organizaciones económicas”.

También son muy importantes por su agudo y excelente análisis de la sociedad española de aquella época, el discurso pronunciado en el Salón María Guerrero de Madrid el 9 de febrero de 1936, con el título de La España revolucionaria, así como la conferencia pronunciada en Barcelona desde la tribuna de la Unión Iberoamericana el 29 de noviembre de 1938, con el titulo Lo que España enseña a Europa y a América.
 
Pese a su decisiva participación en la victoria del Frente Popular y en la denuncia y desenmascaramiento de las fuerzas de derecha que conspiraban para implantar el fascismo en nuestro país, pese al destacado papel que desempeñó a lo largo de toda la guerra, los discursos y escritos políticos de José Díaz son completamente ignorados.
 
En el segundo de los Plenos citados se analiza, entre otros temas las causas y consecuencias de la pérdida del Norte a manos de las tropas franquistas en el verano de 1937 y en él figura la crítica a Astigarrabia, secretario del Partido Comunista de Euskadi, que se había dejado arrastrar hacia posiciones de subordinación a los nacionalistas vascos del PNV.
 

Al Pleno del Comité Central de mayo de 1938 ya no pudo asistir debido a su estado de salud, que se agravaba con celeridad. A principios de enero de 1939 se trasladó a la Unión Soviética, donde fue operado y donde permanecerá ya hasta su muerte. En la URSS y durante cierto tiempo continuó su labor como Secretario General del PCE y como miembro del Comité Ejecutivo de la Internacional Comunista, responsable de los partidos de España, Sudamérica e India.

Escribió un importante trabajo de análisis autocrítico con el título de Las enseñanzas de Stalin, guía luminoso para los comunistas españoles. En este trabajo, publicado en abril de 1940, José Díaz analiza la situación concreta en que se desarrolló la lucha de nuestro pueblo contra las fuerzas fascistas internas y extranjeras, así como la táctica de los comunistas durante la guerra.
 

Juzgando de manera autocrítica la política del Partido Comunista durante la guerra, particularmente en sus últimos días, José Díaz afirma que si bien el Partido Comunista siguió una línea justa durante la guerra, aunque también cometió errores, el error principal de nuestro Partido fue que frente a la amenaza de rebelión contrarrevolucionaria en Madrid -el traidor golpe de la Junta de Casado- que entregó Madrid a las fuerzas franquistas (5 de marzo de 1939), no la dio a conocer a las masas, y no actuó tan enérgica y resueltamente, cuando la rebelión ya estaba en marcha, tal como la situación difícil lo requería.
 

Tuvo que ser intervenido quirúrgicamente dos veces más ya partir de junio de 1941 hubo de retirarse de la actividad política y permaneció primero en Pushkin y luego en Tiflis, capital de Georgia, en compañía de su familia. Murió en esta última ciudad el 21 de marzo (aunque otras fuentes hablan del día 19 o 20 de marzo) de 1942. Se suicida tirándose por la ventana desde un quinto piso tras un nuevo ataque de dolor, tal y como confirmó Jorge Dimitrov en sus memorias. Durante años la reacción anticomunista sostuvo que Pepe Díaz había sido asesinado por orden directa de Stalin, lo que desmienten innumerables documentos de los archivos de la URSS.
Sus restos fueron repatriados a España, celebrándose el 30 de abril de 2005 en Sevilla un homenaje organizado por por el PCE. Al día siguiente, 1º de mayo, antes de su traslado al cementerio, sus restos fueron trasladados al Ayuntamiento donde el alcalde leyó el nombramiento de Hijo predilecto de la ciudad otorgado por unanimidad de todos los grupos políticos municipales.

Fuente: Acción Comunista

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