A
raíz del asalto al supermercado de Écija, el sacerdote y teólogo José Ignacio
González Faus escribe esta carta abierta al Ministro de Interior.
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Mi querido señor ministro:
Acabo de oír por radio sus declaraciones a propósito de los sucesos en el supermercado de Écija. Reconoce Ud. que hay mucha gente que lo está pasando mal, pero arguye con el clásico axioma moral: el fin no justifica los medios.
Como el ideario de su partido apela a “los principios del
humanismo cristiano”, me
permito recordarle que según esos principios no hubo en aquella acción
ningún uso de medios moralmente ilegítimos (en su legalidad no entro
ahora).
Los principios del humanismo cristiano proclaman que “en
casos de extrema necesidad todas las cosas son comunes” (in extrema
necessitate omnia sunt communia). Porque “la distribución y apropiación de las
cosas que procede del derecho humano no puede impedir que estas cosas remedien
las necesidades de los hombres. Por eso todo lo que uno tiene de más lo debe a
los pobres para su sustento. Y si la necesidad de alguien es tan grave y tan
urgente que hay que remediarla con lo primero que se tenga a mano…, entonces
cualquiera puede remediar su necesidad con los bienes de los demás, tanto si
los quita de modo público como secreto; y esta acción no reviste carácter de
robo ni de hurto”.
Estas palabras no son del alcalde de Marinaleda ni del innombrable
Carlos Marx. Son de Santo Tomás de Aquino, uno de los pilares de
ese humanismo cristiano al que Uds. dicen seguir. Y puede verlas en la Summa
Theologica (2ª 2ªe, cuestión 76).
A ellas añadirá el cardenal Cayetano, gran comentador
de Tomás, que un juez puede distribuir entre los necesitados el dinero sobrante
de los ricos. Me pregunto, pues, si no están Uds. en el atolladero de aplicar
la ley contra unos principios que dicen regular el ideario de su partido,
quedando como embusteros ante la ciudadanía.
Entiendo además que si Ud. esgrime ese principio de que el fin no
justifica los medios, se volverá inmediatamente contra toda la política de este
gobierno: para un fin de suyo legítimo y necesario como es rebajar
nuestra deuda, ha recurrido el gobierno a medios inmorales (temo que quizás
también anticonstitucionales)como son privar a mucha gente de derechos
constitucionales, de los ingresos mínimos indispensables, abocarlos al hambre,
a la desesperación, a la falta de asistencia médica indispensable, a tener que
recurrir a unas Caritas ya desbordadas y a quedarse sin vivienda después de un
enorme esfuerzo y encima con una deuda impagable para la que ni siquiera vale
el principio lógico de la dación por pago.
La mayoría de los medios que han aplicado Uds. para saldar la
deuda española son inmorales y no se justifican por ese fin tan legítimo.
Hace poco habló el presidente del Gobierno de posibles nuevos
recortes en esa misma dirección, para reunir 65.000 millones de euros
imprescindibles. Su gobierno debe saber que, en España, hay 16 personas
que poseen ellas solitas unas fortunas cercanas a los 60.000 millones. Sólo
16 personas entre más de cuarenta millones de españoles. No creo pues que, a la
luz del humanismo cristiano, pueda caber duda de cuáles hubieran sido los
medios legítimos.
Porque, por otro lado, se repite ahora que todo el dinero que nos
va a prestar draconianamente la UE es “para tapar los agujeros de los Bancos”.
Ya habíamos oído mil veces que el problema de nuestra deuda era sobre todo de
carácter privado y no público; y ahora lo vemos confirmado al saber dónde van a
ir esos primeros 30.000 millones que esperamos recibir el mes que viene. Los
Bancos y sus agujeros han sido efectivamente los primeros causantes de nuestro
desastre actual (sin negar ahora otros factores exteriores a España).
Y lo fueron porque, para un fin de legitimidad muy discutible
(como era el enriquecerse más y más) pusieron en juego medios
absolutamente ilegítimos, otorgando préstamos que sabían que no podían ser
devueltos pero de los que esperaban resarcirse con expropiaciones forzosas
mucho más pingües de lo que se expropió en el supermercado de Écija.
¿Sabe Ud. cuántas viviendas inútiles son hoy propiedad de los
Bancos? Un ministro del interior debe conocer ese detalle. Como sabrá también
que a bastantes gentes ancianas y no muy letradas que tenían en Bankia unos
ahorros de seis mil o diez mil euros que constituían toda su fortuna, se las
engañó haciéndoles firmar un papel que “iba a ser su solución”, y se les
convirtieron los depósitos en acciones, robusteciendo al Banco y debilitándolas
a ellas al impedirles disponer de su dinero ahora que lo necesitan.
Si Ud. está decidido a no permitir que para fines en sí legítimos
se usen medios ilegítimos, no dudo de que, antes que al alcalde de
Marinaleda y su grupo, llevará Ud. a los tribunales a una serie de banqueros de
cuyo nombre prefiero no acordarme para esperar a que los investigue la
justicia.
O mejor: déjeme decirle que dudo mucho de que Ud. se
atreva a hacer eso que sería tan justo: porque son esos Bancos quienes
financian buena parte de sus campañas electorales que, tal como están, son otro
medio ilegítimo que no queda justificado por el fin de ganar unas elecciones.
Y, por supuesto, esto último no vale sólo para su partido sino también para
otros del Estado.
Puedo equivocarme como todo ser humano. Pero siempre he tenido la
impresión de que, en su partido, suelen argumentar apelando a grandes
principios universales indiscutibles, pero que no se aplican al caso concreto
que se discute. Y que ademássuelen exigir a los demás lo que no se exigen a
Uds. mismos. Debo confesar que las declaraciones suyas que acabo de oír por
radio, me confirman una vez más en esa impresión.
Gracias por haberme leído. Quedo de Ud. atentísimo
José Ignacio González Faus
Floren Dimas
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