Crimen perfecto
Por
Peter Magnus
El título de este artículo me lo ha inspirado la película
de Alfred Hitchcock cuya trama nos
revela la perversidad a la que cualquier ser humano puede llegar, en el caso de
la película la excusa es la sospecha de la infidelidad de la esposa, pero
realmente el objetivo del tenista es quedarse con la fortuna de su querida
mujer. ¿Qué otra cosa mejor para justificar su crimen que acusar a su esposa de
infidelidad?
Un hombre o una
mujer cuando quieren llevar a cabo algún plan -llamémosle proyecto emprendedor-,
o cuando quieren tomar una decisión que les llevará a cambiar, no solo sus vidas,
sino la de otra u otras personas, buscarán excusas o algún argumento creíble
para justificar esa decisión que saben, una vez tomada, le joderá la vida a
alguien para beneficiarle la vida a alguien.
Hay personas
que actúan sin pensar, por tanto parece que hagan las cosas inconscientemente,
al menos sin conciencia del mal que causan, ni del bien que puedan ocasionar en
otros individuos o en una colectividad. Pero ¿qué ocurre cuando se es frío,
meticuloso, calculador, y se crea una hermosa mentira tan creíble y más
bondadosa que una verdad insoportable?
Argumentos buscamos todos para poder justificar nuestros
actos porque, en el fondo, sabemos que ninguno de ellos es del todo inocente, y
mucho menos producto de la ingenuidad, que puede que haya algo de ella en
algunos de esos actos, pero en el caso de tratarse de personas adultas, la
ingenuidad no es un atenuante como puede ser justificar un crimen por la
infidelidad de uno de los cónyuges, si es que la infidelidad se puede tomar
como una situación que disminuya la perversidad del crimen, cosa que dudo.
La realidad nos muestra cada día que vivimos en una
sociedad injusta, por tanto, una sociedad en la que la violencia es ejercida
por todos o casi todos, no estamos exentos de culpa casi ninguno de nosotros,
aunque no debemos generalizar porque como dice Humberto Eco en una de sus
artículos que si un solo hombre, o una sola mujer en el mundo no ejercen la
violencia no podemos decir que todos los hombres y mujeres son maltratadores,
entonces puede que haya todavía alguien inocente que en ningún momento de su vida
haya practicado ningún tipo de violencia, ni verbal, ni física, pero esta será,
probablemente la excepción que confirme la regla, y según lo observado, no
existe ser humano alguno que no la practique sea ya inconsciente o
conscientemente.
¿Practicamos en nuestro cotidiano andar por las horas del
día y de la noche la violencia? Sí, sin duda. Que lo hagamos conscientes, será
una cosa, y que lo hagamos como algo aprehendido por la educación recibida, y
por el entorno en el que nos movemos, será otra cosa, pero ni lo primero ni lo
segundo excusan, o justifican esa violencia.
Violencia es tener que ir a trabajar todos los días a las 5
de la madrugada, soportar una larga cola de coches, o ser apretujado en
cualquier vagón de metro…
Violencia es que tu jefe te increpe por algo que no has
realizado según sus órdenes.
Violencia es oír a tu presidente de gobierno acusándote de
vividor, de derrochador y de inútil, mientras él y sus compadres se embolsan la
pasta gansa que entre todos les metemos en el “tesoro nacional”.
Violencia es que privaticen las escuelas.
Violencia es llevar a tus hijos a la escuela donde los
aborregan y les enseñan cómo rellenar fichas, para que se vayan acostumbrando a
rellenar papeles, solicitudes que habrán de cumplimentar para llevar a cabo
cualquier acto en sus vidas.
Violencia son los comentarios sexistas, xenófobos y los chistes
de negros o sobre leperos.
Violencia es que te quieten la casa, que te dejen tirado en
la calle, que no tengas nada con que llenar la nevera, que te echen del trabajo,
que te condenen a pedir limosna…
Violencia es quitar dinero de los presupuestos para ayudas
sociales.
Violencia es tener que acudir a los comedores sociales, o
pedir ayuda para sobrevivir…
Violencia es que te expolien la casa y te dejen con dos
palmos de narices y te digan que te quieren mucho pero el horno es mío que me
lo regalaron mis padres…
Violencia es gastar dinero en copas, en ropa, en zapatos,
en coches, en viajes, en fiestas… mientras miles, millones de seres perecen por
no tener un trozo de pan que llevarse a
la boca.
Violencia es salir a la calle y que nadie se mire a los
ojos y se hable.
Violencia es no conocer a tus vecinos ni hablar con ellos…
Violencia es el sexo que al fin y al cabo no es más que un
acto con el que se pretende dominar al otro…
Violencia es el amor porque impone condiciones con la
intención de privar de libertad a los que dicen sentirlo.
Violencia es que no te valoren por lo que eres, y que te
valoren por lo que tienes…
Violencia es quedarse tan campantes mientras nos retrasmiten
una guerra…
Violencia es la amistad que exige lo que no es exigible.
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