Silvia Delgado Fuentes |
Caña, mucha caña ¡
Las jaurías tienen carta blanca para machacar a los emputecidos, a los asqueados, a los que no les queda más que esta dignidad huyendo a galope de los golpes.
El pueblo toma la calle, los alguaciles toman su sangre.
El pueblo exige democracia, los alguaciles protegen a los que viven en la cúspide.
El pueblo se cansa de tanta ignominia, de tanto cabròn, de tanto hijo de la grandísima matando nuestro destino como si nada.
Y las jaurías, entrenadas para la mansedumbre de quien manda, no piensan que también a ellos les estafan, que sus hijos serán carne de cañón, herederos de andrajos e ignorancia.
Las jaurías azotan con saña, su oficio es arrodillar a quien se pone en pie. Reciben un sueldo a cambio.
Un salario sucio, tan sucio como la realidad que defienden.
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